No obstante, por más que intentaba ignorar esos sueños, la sensación interna de insatisfacción y ansiedad continuaba creciendo. Cada vez más, se daba cuenta de que su vida pasaba sin que ella fuera realmente consciente de ello, perdiéndose a sí misma en la rutina diaria. Pero incluso entonces, el miedo a quedarse sola, abandonada y sin rumbo, le impedía dar el primer paso hacia un cambio.

Una noche, Masha tuvo un sueño que la hizo replantearse su vida de manera más seria. En el sueño, se encontraba en una habitación con las ventanas cerradas. Había personas alrededor, pero sus rostros eran indistinguibles, y nadie prestaba atención a su presencia. Ella gritaba, intentaba escapar de esa oscuridad, pero nadie la escuchaba. De repente, apareció una luz en la esquina de la habitación, y una voz le susurró: "Es hora de despertar. Esta no es tu vida."

¿De verdad crees en esas cosas?

Al día siguiente, Masha se levantó con un fuerte sentimiento de inquietud, pero, como de costumbre, intentó no darle importancia. Su voz interior le pedía a gritos que hiciera algo, pero Andréi, como siempre, se burlaba de ella:

– Masha, eso es una tontería. ¿Sueños? ¿De verdad crees en esas cosas?

Sin embargo, algo dentro de ella había comenzado a cambiar. Cada vez más, Masha notaba pequeños signos a su alrededor, indicios de que su vida debía seguir otro camino. Un día, mientras paseaba por el parque, se detuvo frente a una tienda de antigüedades y vio un viejo libro en el escaparate. Sus ojos se detuvieron en un símbolo antiguo en la portada que le resultaba extrañamente familiar. Al recordar su sueño, sintió que ese símbolo tenía un significado importante para ella. Era algo entre una estrella y la letra "M". Aunque no podía recordar claramente cómo era, estaba convencida de que ya lo había visto antes.

Entró en la tienda, tomó el libro en sus manos y un escalofrío recorrió su cuerpo. El vendedor, notando su interés, le dijo:

– ¿Sabes? Este es un libro sobre antiguos símbolos y señales. Muchos creen que pueden cambiar el destino si se interpretan correctamente.

Esas palabras no dejaban de resonar en la mente de Masha. A partir de ese momento, comenzó a ver señales en todas partes: números, frases, encuentros fortuitos. Pero el signo más importante apareció cuando un día, caminando por la calle, escuchó una frase que una mujer le decía a su acompañante:

– He comprendido que debo confiar en mí misma y en mis sensaciones, aunque todos los demás digan lo contrario.

Esas palabras resonaron en su conciencia como un rayo. Masha supo que ese era el signo que había estado esperando. Ya no podía seguir ignorando sus sentimientos y el brillo interno que buscaba desesperadamente salir.

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